viernes, 27 de septiembre de 2013

Nuestro Pequeños Hermanos

Fue una gran experiencia de vida, conocer desde adentro esta Institución de Beneficencia Privada, trabajar con jóvenes de una Casa Hogar;
Estaba entrenando al equipo de la Universidad, uno de los delanteros era Bolivar León, estaba en el servicio social, allá por la calle América y Carlos Salazar, un día Bolivar me invito a su casa a comer, él era el Director de la Casa Hogar de Nuestros Pequeños hermanos en Monterrey, ese día conocí por primera vez la institución, volví otro día a saludarlo, seguía conociendo un poco como funcionaba, la casa él como Director, podía mandar a alguien a comprar la despensa, pero esa tarea la realizaba personalmente, yo me ofrecí a ayudarle, pues no tenían carro, los jueves íbamos a Sam´s a comprar lo de la semana, de acuerdo al cocinero y al rol de la comida el llevaba la lista de compras, era poco al principio, se llenaba la cajuela y algo de los asientos de atrás.

Luego me invito a entrenar al equipo para el torneo anual de aniversario, acepte de inmediato, los metí a jugar a varias ligas, hicimos varios equipos, de varonil, uno femenil, algo de otros deportes, un grupo de danza, ocupe mi tiempo en entrenarlos de la manera más profesional, me sirvió de terapia, trabajar con ellos, en su mayoría huérfanos, yo acaba de perder a mi madre, por eso me sirvió.

Recuerdo que llegaría un camión completo de jóvenes para estudiar en Monterrey, La casa hogar fue fundada por un Sacerdote, hace muchos años, que pidió la custodia de un adolescente que le estaba robando de las limosnas, luego le llevaron otro y luego otros y así llevaron más niños y niñas fundo la casa hogar, le donaron o compro una hacienda en Miacatlan, Morelos la cual tiene su propio Kinder, primaria y secundaria y a los jóvenes despues los envían a la preparatoria a México, Monterrey o USA. Yo estaba colaborando en la casa de Monterrey, por eso vez llegarían muchos jóvenes, le ayude al director a comprar camas, y otras necesidades para los nuevos huéspedes.

Llego la semana del aniversario, viajamos en avión a México, luego fueron por nosotros pernoctamos en un sector de Cuernavaca, a la mañana siguiente fuimos a la sede, principal, la Ex Hacienda El Salvador, había sido un ingenio azucarero, con un gran chacuaco, al llegar de película una barba larga, un gran portón, de la época de la Revolución Mexicana, entrando a la derecha un área de taller, mecánico y estacionamiento de los carros oficiales, enseguida una pequeña clínica con pocos consultorios, atrás una iglesia vieja que estaba por partirse en dos, pero sostenida con un cable de acero, luego un gran comedor, con una cocina igual de grande, por la izquierda estaba un camino a la escuela, las canchas deportivas; por el centro una entrada principal, al llegar la cabecera de la hacienda con un patio central , construcción de dos o tres niveles muy bonita, escaleras, arcos,  eran oficinas, dormitorios, comisionaron a dos chavos a que me enseñaran un poco más, fuimos al área de menores, luego al almacén, los corrales de puercos, de gallinas, estanques de peces, y uno de ellos me dijo, hasta donde alcance tu vista es de nosotros, había cualquier cantidad de terreno, con diversos tipos de siembra desde arboles con fruta de la región, hasta granos y semillas.

Entrenamos una semana, llegamos a la final, la perdimos, llore, no estaba preparado para perder, sentía que teníamos equipo para ser campeón, no fue así, ese mismo día por la noche fue la Boda de Bolívar en Cuernavaca, eso me distrajo bastante, pues baile toda la noche.

Ya para regresar la Institución había designado una Suburban para la casa de Monterrey, yo ayude a llevarla en ella nos regresamos.


Así, seguí otro año más quería sacarme la espina, quería ser campeón del Torneo de Aniversario de la casa, se estaba abriendo una oportunidad para ir a otra Casa a otro país  no se concreto.

 El Director se fue a vivir a la cuadra, en una casa de renta, además que fue primero mi compañero, jugador, jefe , se hizo amigo de mi papa, de mi familia y de mis vecinos.

Seguí entrenando a los equipos, participando en varias ligas, ya conocía más preciso la operación, de la casa, convivía diario, comía, cenaba, aportaba algunas ideas, llego el torneo más importante, no fui campeón, pero al llegar a Monterrey, en la biblioteca, se realizo un evento  especial para mí, estaban la mayoría de los jugadores, me regalaron una estatuilla conmemorativa de un atleta de los juegos olímpicos  , uno de los chavos dio unas palabras al entregármelo, el detalle me gusto muchísimo, pero el pequeño discurso me acuerdo me hizo llorar, dijo al dármelo más o menos así: “Roberto en estos últimos meses para nosotros eres parte de la casa, eres un hermano para todos nosotros, nuestro pequeño hermano” luego abrazos sinceros y mucha amistad fraternal.


Gracias por la lectura nuevamente y favor de comentar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario