sábado, 4 de enero de 2014

Las crepas, anecdota de Concarneau, Francia

En una junta antes del viaje, el maestro nos habia convencido, que iriamos a reprentar a Mexico, solo a bailar, que nos portaramos bien, dentro de las recomendaciones recuerdo, que aprendieramos un poco de frances, que la disciplina, el respeto, que llevaramos ropa buena, algunos detalles para regalar, picante, suficientes rollos para camara fotografica, en ese entonces no se manejaba las memorias, y no apartarse nunca del grupo.
Yo obedeci las instruciones, con excepcion de dos: no estudie frances,  y me aparte del grupo en varias ocasiones.

Una noche luego de un espectaculo, al salir del teatro, en la puerta me tope de frente a una de las voluntarias del festival y no se como , yo ni sabia frances, ni ella español, pero empezamos a platicar, me invito a dar una vuelta, acepte inmediatamente,  me fui con ella sin que nadie del grupo me viera, error, pero asi fue, fuimos caminando para el lado contrario que yo conocia, luego de varias cuadras, llegamos a una cafeteria nocturna con musica tipo antro, en ella estaba su hermana y un amigo de ellas, me los presento y decidimos salir a conocer otros lugares caminando, me decian que iriamos a un  lugar muy hermoso.

Si seguimos caminando hasta ese lugar era un gran camellon, en un muelle precioso, se veian de lejos las luces de la ciudad, de las embarcaciones, estaba muy obscuro el lugar , de ambos lados se escuchaba el ruido, del choque de las olas con las piedras de ese lugar , yo le decia a mi amiga que me estaba dando miedo, ella me dijo no te preocupes, caminamos mas adentro le insisti que tenia miedo, ella busco entre su bolso algo, me imagine lo peor, que sacaria una arma me mataria, me arrojaria al mar, y nunca me encontrarian pues nadie de mis compañeros sabie en donde andaba, ni con quien me habia ido.

De su bolso saco, un gas lacrimogeno, yo pense ya valio, adios mundo cruel, ella tomo el bote apuntando con dicho gas y me dijo: No te preocupes Roberto, si sale alguien desconocido, lo rociamos y corremos. Yo estaba pensando mal de ellos y ellos pensando en mi tranquilidad y como defendernos.

Continuamos caminando casi hasta el amanecer, por rumbos muy distantes , por la arena de la playa, me estuvieron dando clases de frances mientras caminabamos, yo por mi parte senti que mi oido se estaba afinando, y creia ya entender su idioma.

Finalmente llegamos a una colonia muy bonita, en una cuadra  , llegamos a su casa, recuerdo que tenia una cerca bajita de madera, al llegar se despidieron rapidamente de mi, y entraron a su domicilio, yo me puse muy nervioso, ellas lo notaron, me estaban jugando una broma, yo no sabria como regresarme, en la madrugada, en otra ciudad, con otro idioma, sin gente despierta a quien preguntarle, se metieron nuevamente me dejaron a mi suerte, me vieron desconcertado, regresaron y me dijeron, voltea a   la otra esquina por donde no entramos, se veia la villa de los dormitorios donde estabamos hospedados, me acompañaron hasta mi cuarto, les presente a mis compañeros, que ya estaban preocupados, por que no avise y nadie sabia de mi, platicamos hasta que amanecio bajo un arbol del jardin de lugar.

Como no alcance a desayunar , ni a comer, porque me levante tarde, fui a su casa, me prepararon, lo que ellas presumian  que era un platillo originario de la region que ellas vivian, eran Unas Crepas, vi como las hizo, tipo hotcakes, comi, varias y con una coca cola de dos litros para mi solo, comi en su mesa con ellas, pero curiosamente  dentro de la casa junto a la mesa estaba un gran perro labrador que recuerdo que tambien  tragaba las crepas y lamia con mucho gusto el jarabe de chocolate del plato.

Los dias posteriores tuvimos una gran amistad, que hasta nos sigueron  con sacrificios a las siguientes ciudades y pueblos...

GRACIAS  nuevamente por su lectura y sus comentarios

Atentamente

Su amigo

Roberto Silverio Aguilar Castañeda

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